El cuerpo lleva la cuenta: Cuando las emociones hablan a través del cuerpo

Vivimos en un mundo donde se valora más lo que se dice que lo que se siente. Pero el cuerpo, silencioso y paciente, guarda todo aquello que no se expresa.

    Consulta realizada correctamente  La imagen muestra el primer plano de una mujer joven con cabello oscuro, su expresión facial denota angustia o dificultad para respirar. Tiene la boca ligeramente abierta, los ojos muy abiertos y las cejas fruncidas, y una de sus manos está apoyada en su pecho. La iluminación es tenue, lo que sugiere un ambiente oscuro o nocturno, y el fondo está borroso, pero se intuye que está en un interior, posiblemente en un sofá o sillón. La escena transmite una sensación de preocupación, pánico o malestar físico.

Y a veces, la factura se presenta en forma de ansiedad, enfermedades, fatiga crónica o dolor inexplicable.

¿Alguna vez has sentido un nudo en la garganta al intentar no llorar? ¿O un dolor de estómago antes de una situación estresante? 

No es casualidad. Es el cuerpo hablando, reaccionando, contando su historia. El cuerpo lleva la cuenta, y lo hace incluso cuando la mente intenta olvidar.

Cuerpo y mente: una relación que no se puede negar

La imagen muestra una figura humanoide, de aspecto metálico y brillante con tonos azules, verdes y dorados, sosteniendo un cerebro humano de gran tamaño. El cerebro, también con una superficie iridiscente en tonos azules y verdes, parece emitir un resplandor en el punto donde se une a la mano de la figura. El fondo es oscuro y difuso, con algunas tonalidades verdosas, creando un ambiente de misterio o profundidad espacial. La pose de la figura y la forma en que sostiene el cerebro sugieren una interacción profunda o una presentación solemne del órgano.

  Durante siglos, la medicina occidental separó el cuerpo de la mente. Pero muchas culturas antiguas (como la medicina ayurvédica, la medicina tradicional china o los sistemas de sanación chamánicos) siempre entendieron que ambos estaban profundamente conectados.

​Hoy, disciplinas como la neurociencia o la psiconeuroinmunología nos ofrecen un puente entre esa sabiduría ancestral y la ciencia actual. Estudios recientes muestran que las emociones tienen una correlación directa con el sistema nervioso, endocrino e inmune.

​Cuando reprimimos el miedo, la tristeza o la rabia, esas emociones no desaparecen. A menudo se transforman en síntomas físicos: dolores de cabeza crónicos, tensión muscular, problemas gastrointestinales, insomnio… son señales de un cuerpo que pide ser escuchado.

¿Qué dicen los expertos?


  Ante eventos traumáticos o situaciones de estrés sostenido, el sistema límbico se activa intensamente. El hipotálamo libera cortisol y adrenalina, preparando al cuerpo para huir o luchar. El problema aparece cuando esa activación no se apaga y el cuerpo queda atrapado en un estado de alerta constante. 

Bessel van der Kolk, autor de "El cuerpo lleva la cuenta", explica que en personas con trauma no resuelto, la amígdala (centro del miedo) permanece hiperactiva, mientras que la corteza prefrontal (responsable del razonamiento y la planificación) se desconecta parcialmente. El resultado: el cuerpo reacciona como si el peligro aún estuviera presente, incluso cuando ya pasó.


Otro referente en este campo es Gabor Maté, autor de "Cuando el cuerpo dice no", quien sostiene que existe una conexión profunda entre emociones reprimidas y enfermedades autoinmunes como la artritis, el cáncer o la esclerosis múltiple.

Por otro lado, la psicóloga Natalia Seijo ha aportado una mirada profunda y humanista sobre cómo el trauma emocional se expresa en el cuerpo. En su enfoque, destaca cómo el cuerpo se convierte en un escenario emocional donde se manifiestan dolores, bloqueos y enfermedades que muchas veces tienen origen en vivencias no procesadas emocionalmente. En talleres como "El cuerpo como escenario emocional", invita a escuchar el cuerpo con respeto y sin juicio, reconociéndolo como un canal de expresión legítima de lo que ha dolido, pero también de lo que puede sanar.


La importancia de la conciencia corporal

La clave no está solo en hablar del pasado, sino en habitar el cuerpo en el presente.

Practicar la conciencia corporal (a través del yoga, la meditación, la respiración, el movimiento, la danza o la escritura terapéutica) nos ayuda a identificar, regular y transformar nuestras emociones.

La interocepción, es decir, la capacidad de percibir nuestro estado interno, se ha convertido en un elemento clave para la regulación emocional. Las personas que desarrollan esta habilidad tienden a gestionar mejor sus emociones, a responder con más calma y a vivir con mayor equilibrio.

Porque las emociones no son el enemigo. Son señales. Y si no las escuchamos, el cuerpo hablará más fuerte… hasta gritar.

Muchos buscan la sanación únicamente desde lo racional, desde la mente. Pero el verdadero trabajo emocional muchas veces se da al nivel más íntimo: el del cuerpo. Aprender a sentirlo, escucharlo y cuidarlo no es un lujo, sino una necesidad. Porque lo que no se transforma, se repite. Y lo que no se dice, el cuerpo lo grita.

Porque el cuerpo no olvida. El cuerpo recuerda. El cuerpo lleva la cuenta. Y escucharlo puede ser el primer paso para sanar.

Y si el mar fuera el espacio para escuchar lo que tu cuerpo lleva dentro… 

Escuchar al cuerpo no siempre es fácil entre reuniones, listas de tareas y ritmos acelerados. A veces, necesitamos alejarnos para realmente acercarnos a lo que sentimos.

Salir del piloto automático. Respirar. Habitar lo que somos. 

En INEEW hemos creado una experiencia transformadora inspirada en esta necesidad:

8 días de navegación emocional entre las Islas Sarónicas griegas, combinando el poder del mar, la danza integral y la gestión emocional.

Durante esta travesía única, abordaremos prácticas vivenciales enfocándonos en:

Conciencia emocional y corporal

Conexión profunda con el cuerpo

Autonomía emocional y bienestar interior

Liderazgo emocional y conexión interpersonal

Identificación y expresión emocional

Regulación emocional desde el cuerpo

Prácticas de atención plena y presencia

Gestión emocional en comunidad

Todo esto en un entorno de calma, libertad y belleza natural, donde el cuerpo pueda hablar… y ser escuchado.

Bailaremos lo que no supimos decir.
Respiraremos lo que pesa.
Liberaremos lo que ya no necesitamos cargar.
Y quizá, por primera vez en mucho tiempo, nos sentiremos en casa dentro de nosotros mismos.

Este viaje no es solo una escapada. Es una invitación a cultivar tu propio mar en calma.

Descubre más sobre esta experiencia aquí:

Experiencia de vela

O escríbenos si tienes preguntas a [email protected] estaremos encantados de acompañarte en este viaje hacia ti.

Porque el cuerpo lleva la cuenta.
Pero también puede contar otra historia: la de tu bienestar.


Referencias:

Craig, A. D. (2009). How do you feel — now? The anterior insula and human awareness. Nature Reviews Neuroscience, 10(1), 59–70. https://doi.org/10.1038/nrn2555

Hughes, K., Bellis, M. A., Hardcastle, K. A., Sethi, D., Butchart, A., Mikton, C., ... & Dunne, M. P. (2017). The effect of multiple adverse childhood experiences on health: A systematic review and meta-analysis. The Lancet Public Health, 2(8), e356–e366. https://doi.org/10.1016/S2468-2667(17)30118-4 

Maté, G. (2003). When the body says no: Exploring the stress-disease connection. Wiley.

Mehling, W. E., Wrubel, J., Daubenmier, J. J., Price, C. J., Kerr, C. E., Silow, T., ... & Stewart, A. L. (2011). Body awareness: A phenomenological inquiry into the common ground of mind–body therapies. Philosophy, Ethics, and Humanities in Medicine, 6, 6. https://doi.org/10.1186/1747-5341-6-6 

Van der Kolk, B. (2014). The body keeps the score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Viking.

INEEW Team 3 de julio de 2025
Archivar
Identificarse dejar un comentario